Resistencia (Amit Gupta, 2011)
Con la aparición de créditos en blanco sobre
negro llega el sonido de una ráfaga de viento fortísima, y con él, el tono
lírico de un filme donde la naturaleza se impone como la guerra. Basada en la
novela homónima, la película independiente Resistencia está dirigida por
el inglés Amit Gupta (tiene otra película, Jadoo, una comedia estrenada
en 2013) y producida y co-escrita por el propio Owen Sheers, autor de la
novela. Sheers comenta en varias entrevistas que le han hecho durante su
reciente estadía en México que uno de los retos fue precisamente adaptar su
novela procurando contar toda la historia con el cerco de un presupuesto
modesto, cosa que por fortuna no sucede en la escritura. Pero ha valido la
pena, porque Resistencia es un filme que logra con naturalidad la atmósfera lírica que el autor dice
tener la novela, a tal punto de que se convierte en un personaje mismo, algo
muy propio del cine del norte de Europa, como el de Victor Sjöström (El viento), Ingmar Bergman, o Béla Tarr (El
caballo de Turín).
A veces filme de
guerra, con la llegada de los soldados a declarar un valle galés territorio
alemán y los interrogatorios
consecuentes; otras,
historia de amor, el compartir
en guerra caminatas, secretos e invitaciones a la huida. Resistencia
deja ver cómo la historia
hipotética de la ocupación
de Gran Bretaña tras el
fracaso del desembarco de Normandía va
haciendo que tanto ocupados como ocupadores tomen decisiones no necesariamente
leales a sus bandos, al menos en apariencia. Las acciones sutiles en escenas
cargadas de tensión llevan a creer que tanto alemanes como británicos actuarán según les convenga para
sobrevivir, pero tal vez, más adelante se produzca la resistencia efectiva en
ellos. Para algunos, la lealtad continuará con los suyos, y para otros, los suyos serán los
que fueron enemigos. Los días se suceden mientras tanto en los silenciosos interiores de
estas viejas casas y granjas, y en los paisajes amplísimos del valle y las
montañas, unos espacios sobrecogedores llenos del ruido del agua corriendo
entre las piedras, y el del viento, constante, amenazante cual soldado que
espera tras la puerta.
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