El valle de los carneros
En el drama islandés El
valle de los carneros (Grímur Hákonarson, 2015) se plantea si acaso es
posible para dos hermanos dejar atrás una vieja riña para salvar a un carnero
ancestral, es decir, si es posible aliar fuerzas con un adversario para salvar
la tradición. Este animal entre santo y demonio, que parece contenerlo todo, la
purificación y la santidad, y al mismo tiempo la hediondez y la lujuria,
refleja no solo a los hermanos, sino también a la dualidad islandesa contenida
en la película.
El carnero en la mitología griega es el animal de Dionisios, y
está vinculado a la tragedia: esta es originalmente un canto religioso que
acompaña el sacrificio de un carnero en las fiestas del dios. El inicio de El valle de los carneros es un gran
plano general de un paisaje rural con dos casas cercanas, carneros que aparecen
del lado izquierdo de la pantalla y un hombre del lado derecho. El hombre,
Gummi, lleva cuarenta años peleado con su hermano, quien vive en la segunda casa
que vemos a la izquierda del paisaje, y que coincide en una línea con el sitio donde
se han detenido los carneros. Aún no se cuenta, pero Gummi (Sigurdur
Sigurjónsson) deberá escoger
entre hacer las
paces con su hermano Kiddi (Theodór Júlíusson) o salvar al rebaño. Gummi
atraviesa de derecha a izquierda la pantalla para encontrarse con sus carneros,
alineándose en la composición con ellos
y la casa de su hermano. En este primer plano Hákonarson presenta visualmente
el conflicto de la historia. A continuación, y a tono con la mitología, un
carnero muerto anuncia la tragedia cual oráculo.
Lo que lleva al detonante
de la historia es la envidia de Gummi. La aldea
organiza un concurso para escoger al mejor carnero, en el cual resulta
victorioso el de Kiddi. Irritado y envidioso, Gummi decide que revisará al carnero ganador:
tal vez se haya cometido un error. Lo que sigue es el comienzo del fin, pues
Gummi se da cuenta de que el carnero está infectado con una epidemia
degenerativa similar a la enfermedad
de las vacas locas. Si su sospecha es cierta, todo el pueblo
deberá sacrificar a los animales por los que trabajan y viven, y Gummi y Kiddi
perderán el linaje ancestral de Bolstadar al verse obligados a sacrificar a sus
mejores carneros.
Mientras los hermanos pueden ser borrachos, mezquinos y
rencorosos, y a la vez nobles, generosos y compasivos, los habitantes de la aldea en su ruralidad y conservadurismo se enfrentan a los de
afuera, a la metrópoli y la modernidad. Cabe recordar que Islandia no se salvó
de aparecer en los Papeles de Panamá, sin embargo, el implicado es a su vez la
única personalidad que ha renunciado a su cargo a raíz del escándalo. El
paisaje impresiona transformándose en personaje con la amenaza del invierno sin rebaños, pero lo que resulta más
impresionante en esta tragedia con finos trazos de humor es la fuerza de la
vitalidad y terquedad del carnero hecha metáfora en los hermanos. Tras el
desvanecimiento del último plano, la imagen permanece con el espectador como lo
hacen los mitos.
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